En mi última visita a Segovia, me llenó de orgullo ver cómo se ha ido recuperando la rica herencia judía de nuestra ciudad. Ahora se puede visitar la hermosa mansión de Abraham Senior, rabino mayor de Castilla, y continúan las obras de restauración de edificios en la judería nueva y de recuperación de esa memoria perdida. Me sigue sorprendiendo, sin embargo, el que nadie, que yo sepa, se haya planteado hacer lo propio con la herencia árabe. De Segovia era, por ejemplo, el célebre Iça de Yebir, a quien muchos críticos consideran el padre del aljamiado (manuscritos escritos con el alfabeto árabe en los que se transcriben lenguas romances como el mozárabe o el ladino). No obstante, lo más probable es que la práctica del aljamiado haya sido más antigua y que este segoviano, que era en 1462 el principal mufti (erudito musulmán que interpreta la shari’a o código legal basado en el Corán) de Segovia, sólo haya sido la figura clave a la hora de legitimarlo y difundirlo. A Iça de Yebir también se debe la primera traducción del Corán al castellano (y quizás a cualquier otra lengua), que produjo, junto con Juan de Segovia, en una versión trilingüe (en árabe, castellano y latín) publicada en torno al año 1455 y de la que, desgraciadamente, no se conservan que más algunos fragmentos del prólogo latino.
Este erudito y líder religioso mudéjar tradujo asimismo una versión abreviada de la shari’a, escrita en aljamiado, que se conoce como el Breviario sunni o segoviano. En esta verdadera joya, publicada en 1462 y titulada Suma de los principales mandamientos y devediamentos de nuestra santa ley y sunna, defiende a sus correligionarios mudéjares por los abusos que se cometían constantemente contra ellos en la Castilla de la época. Esta compilación será una influencia innegable en todos los textos aljamiados posteriores y en la obra de varios moriscos como Muhammad Rabadan, Mohanmad Devera y el llamado Mancebo de Arévalo.
Tristemente, a Iça de Yebir se le ha prestado más atención en otros países que en su ciudad y país natales, como lo demuestra la publicación en Leiden (Holanda) del estudio en inglés de Gerard A. Wiegers Islamic Literature in Spanish and Aljamiado: Yça de Segovia (fl. 1450), His Antecedents and Successors (Literatura islámica en español y el aljamiado: Yça de Segovia. Sus antecedentes y sucesores; 1994). Sirva, pues, esta breve nota para animar a mis paisanos a que sea haga una edición especial, si es posible de igual calidad que la dedicada al hijo de conversos judíos Andrés Laguna (en la que tuve el honor de participar), pero esta vez enfocada en Iça de Yebir.
Este erudito y líder religioso mudéjar tradujo asimismo una versión abreviada de la shari’a, escrita en aljamiado, que se conoce como el Breviario sunni o segoviano. En esta verdadera joya, publicada en 1462 y titulada Suma de los principales mandamientos y devediamentos de nuestra santa ley y sunna, defiende a sus correligionarios mudéjares por los abusos que se cometían constantemente contra ellos en la Castilla de la época. Esta compilación será una influencia innegable en todos los textos aljamiados posteriores y en la obra de varios moriscos como Muhammad Rabadan, Mohanmad Devera y el llamado Mancebo de Arévalo.
Tristemente, a Iça de Yebir se le ha prestado más atención en otros países que en su ciudad y país natales, como lo demuestra la publicación en Leiden (Holanda) del estudio en inglés de Gerard A. Wiegers Islamic Literature in Spanish and Aljamiado: Yça de Segovia (fl. 1450), His Antecedents and Successors (Literatura islámica en español y el aljamiado: Yça de Segovia. Sus antecedentes y sucesores; 1994). Sirva, pues, esta breve nota para animar a mis paisanos a que sea haga una edición especial, si es posible de igual calidad que la dedicada al hijo de conversos judíos Andrés Laguna (en la que tuve el honor de participar), pero esta vez enfocada en Iça de Yebir.
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Una nueva guerrilla urbana avanza entre las sombras pero, a pesar de su denominación, este reciente fenómeno internacional tiene más bien poco que ver con guerrillas separatistas o violentas. En realidad, se trata de “comandos verdes” que salen en cuadrillas por la noche, armados de palas, tiestos, y tierra para plantas, y decididos a convertir en pequeños parques y jardines los muchos espacios semiabandonados que existen en las ciudades y sus alrededores, incluyendo solares olvidados, terrenos baldíos, cunetas de carreteras y vías de ferrocarril, el entorno descuidado de los árboles e incluso los estacionamientos públicos. En 2005, explica Heather Millar, un colectivo de artistas de San Francisco llamado Rebar convirtió, sin pedirle permiso a nadie, todo un estacionamiento público en un jardín. Dos años más tarde, doscientos grupos en más de cincuenta ciudades de todo el mundo ya habían emulado la hazaña en el dominado “Global Park(ing) Day” (que es obviamente un juego de palabras con las voces parking y park, parque en inglés). El problema que les surge a las autoridades locales es que no es tan fácil condenar o multar a alguien por embellecer desagradables rincones urbanos con rosas, jazmines y tulipanes o por convertir terrenos abandonados o vertederos en pequeños huertos de tomates y lechugas.