lunes, 15 de diciembre de 2008

"Puede llamarme Barack" vs. los Bonesmen

Por Ignacio López-Calvo



Ya se sabe que de los políticos uno no puede fiarse nunca; la mitad de las cosas que hacen responden a su necesidad de ganarse puntitos con los grupos de presión o diversos grupos sociales. Bueno, pueden llamarme iluso, pero con Obama tengo una sensación diferente. Quizá sea por todos esos años en los que, en vez de forrarse de dinero con su flamante título de Harvard, se dedicó a ayudar a los jóvenes necesitados en los barrios de Chicago (por esto, según Michelle, se enamoró de él). ´

En estas fotos, tomadas en la víspera del Día de Acción de Gracias, vemos cómo los Obama decidieron llevar a sus hijas a repartir pollos entre los pobres a pesar de las gélidas temperaturas de Chicago. Querían que las niñas aprendieran el significado de la festividad y que se dieran cuenta de lo privilegiadas que son en contraste con el sufrimiento de la gente.

En algunas fotos vemos cómo una viejecita besa a una de las niñas y en otras, Barack (como le dijo a la gente que le podían llamar) reparte cálidos abrazos a diestra y siniestra.

Cuando el presidente electo vio el cartel que los niños de una escuela adyacente habían puesto en la ventana, decidió ir a saludarles en persona. Parece un cambio radical, en contraste con el elitismo de anteriores presidentes y candidatos a presidentes.

No olvidemos que tanto W como John Kerry fueron miembros de la poderosa sociedad secreta de la Universidad de Yale The Skull and the Bones en la que sólo se acepta a quince miembros al año. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que se cuece en La Tumba (como llaman al edificio en que se reúnen), pero a sus extrañas ceremonias y reliquias, se une el hecho de que, al parecer, prometen ayudarse mutuamente a entrar en posiciones de poder una vez que hayan salido de la universidad. De ahí que Jorgito Bush metieran nada menos que a cinco Bonesmen (como se llama a los miembros de este grupo exclusivista) en su grupo y que entre sus miembros se encuentren varios de los hombres más poderosos del siglo XX. La autora de un libro sobre esta sociedad menciona cómo vio una ceremonia noctura en la que una mujer fingía cortarle el cuello a un neófito tumbado en el suelo mientras los otros iniciados soltaban gritos espeluznantes. En fin, perfecto para los enamorados de las teorías conspirativas.

Volviendo a las fotos, ¿es mero populismo o son gestos sinceros los de Obama? Lo dicho, a lo mejor estoy siendo demasiado optimista, pero, a pesar de que el presidente electo también viene de otra universidad elitista de Ivy League, por fin huelo vientos de cambio.






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