Las guerras floridas de Roberto
Bolaño:
memoria, melancolía y
Pierre Menard[1]
Ignacio López-Calvo
University of California,
Merced
Para ver una copia del artículo impreso, pulse aquí
En un estudio anterior sobre las novelas chilenas
escritas en el exilio tras el golpe de estado del general Augusto Pinochet de
1973, Written in Exile. Chilean Fiction from 1973-Present (2001), analicé este corpus
narrativo desde la doble perspectiva teórica del exilio y la teología de la
liberación. El estudio trataba de demostrar la evolución de esta literatura
desde un enfoque denunciatorio y testimonial hasta otro desmitificador que, si
bien lamenta el colapso social y denuncia los abusos contra los derechos
humanos cometidos por la junta, problematiza las contradicciones del discurso a
veces dogmático de la izquierda. Tanto los testimonios, en su mayor parte
escritos inmediatamente después del golpe de estado, como las narrativas
postestimoniales cuestionaban, por medio de la literatura, el discurso oficial.
Todavía desde el contexto de la desmitificación de la literatura chilena en el
exilio, en este ensayo analizaré cómo se refleja esta transición desde el
activismo político a la decepción y el escepticismo melancólico en la obra del
chileno Roberto Bolaño. Tendré también en cuenta el papel de la repetición en la
obra de Bolaño como una puesta en práctica de las teorías que presenta Jorge
Luis Borges en su cuento "Pierre Menard, autor del Quijote", de la
colección Ficciones (1944).
El análisis y la contextualización
de la obra de Bolaño en el contexto de la novela desmitificadora en el exilio
abre, a mi juicio, la posibilidad de nuevas interpretaciones. Por ejemplo, el
cuento "Últimos atardeceres en la tierra", de la colección Putas asesinas (2001), incluye memorias
de la derrota política, la violencia y lo que el protagonista llama "las
guerras floridas de Latinoamérica", un término que toma prestado del
concepto mesoamericano xōchiyaoyōtl, que era una guerra
acordada entre comunidades indígenas para capturar prisioneros que pudieran ser
sacrificados ritualmente, sobre todo en tiempos de sequía. La elección del
término guerra florida sugiere que la violencia es un componente esencial de la
vida en la región desde los tiempos precolombinos. Convierte las revoluciones
contemporáneas, las dictaduras, las guerras y los femicidios en una
continuación directa de la violencia ritual precolombina, de ahí que aparezca
una referencia al sacrificio humano azteca, aparentemente fuera de contexto, en
una conversación entre Reiter y una joven en su novela 2666: "una piedra
semejante a la mesa de un quirófano, en donde los sacerdotes o médicos aztecas
extendían a sus víctimas antes de arrancarles el corazón" (872). La breve
aventura de Bolaño en el Chile inmediatamente posterior al golpe de estado
(llegó justo antes del golpe y fue encarcelado ocho días) se describe livianamente
en "Últimos atardeceres en la tierra" como un mero ritual, sin
connotaciones épicas o de heroísmo. Por el contrario, los recuerdos del
protagonista autobiográfico, B, se mezclan con los de su lectura de las obras
de un poeta menor francés, su interacción con prostitutas en un burdel mexicano
y la descripción del alivio que sintió una vez que su avión aterrizó en
Acapulco. Si bien mantiene misteriosamente que ciertas cosas no se pueden
contar, el tono menor, antiheroico de los eventos se enfatiza con la reacción
de su padre: cuando B. regresa de Chile en 1974 y le confiesa a su padre que
casi lo mataron, este simplemente le pregunta: "¿Cuántas veces?",
antes de soltar una carcajada. No solo es evidente que el padre del
protagonista no se toma en serio su encarcelamiento ni el haber estado cerca de
morir, sino que las circunstancias en que B. recuerda estas experiencias
sugieren que tampoco él se las toma muy en serio. De hecho, el mismo Bolaño ha
hablado en varias entrevistas de su experiencia carcelaria con un tono desenfadado:
"Estuve detenido por ocho días, aunque hace poco en Italia me preguntaron:
¿cómo fue su experiencia de pasar medio año en prisión? Se debe a un error de
una edición alemana, donde pusieron que había estado seis meses en la cárcel…
Es el típico tango latinoamericano. En el primer libro mío publicado en alemán
pusieron que había estado un mes; en el segundo–viendo que el primero no había
vendido mucho–lo elevaron a tres meses; en el tercero subí a cuatro y en el
cuarto fueron cinco meses. Así como va el asunto, debería estar prisionero
hasta el día de hoy" ("Roberto Bolaño. Cómo se forjó" n.p.).
Bolaño menciona las guerras floridas latinoamericanas en varios otros textos,
incluyendo su ensayo "El pasillo sin salida aparente" y su discurso
de aceptación del premio Rómulo Gallegos. En este discurso, aclara: "Esto
que quede claro, pues como los veteranos del Lepanto de Cervantes y como los
veteranos de las guerras floridas de Latinoamérica mi única riqueza es mi
honra" (39). Más adelante, tras compararlo con el discurso de las armas y
las letras de Cervantes, enfatiza la importancia de estas guerras floridas como
fuente de inspiración en su obra:
todo lo que he escrito es una carta de amor o de
despedida a mi propia generación,
los que nacimos en la
década del cincuenta y los que escogimos en un momento dado el ejercicio de la
milicia, en este caso sería más correcto decir la militancia, y entregamos lo
poco que teníamos, lo mucho que teníamos, que era nuestra juventud, a una causa
que creímos la más generosa de las causas del mundo y que en cierta forma lo
era, pero que en la realidad no lo era. De más está decir que luchamos a brazo
partido, pero tuvimos jefes corruptos, líderes cobardes, un aparato de
propaganda que era peor que una leprosería, luchamos por partidos que de haber
vencido nos habrían enviado de inmediato a un campo de trabajos forzados,
luchamos y pusimos toda nuestra generosidad en un ideal que hacía más de
cincuenta años que estaba muerto, y algunos lo sabíamos, y cómo no lo íbamos a saber
si habíamos leído a Trotski o éramos trotskistas, pero igual lo hicimos, porque
fuimos estúpidos y generosos, como son los jóvenes, que todo lo entregan y no
piden nada a cambio, y ahora de esos jóvenes ya no queda nada, los que no
murieron en Bolivia murieron en Argentina o en Perú, y los que sobrevivieron se
fueron a morir a Chile o a México, y a los que no mataron allí los mataron
después en Nicaragua, en Colombia, en El Salvador. Toda Latinoamérica está
sembrada con los huesos de estos jóvenes olvidados" (37-38).
La
sombra de estas guerras floridas abarca gran parte de la obra de Bolaño, en la
que encontramos un triste recuerdo de la perdida fútil de juventud y de vida,
así como una descripción desmitificadora y antiheroica de la vida en el exilio,
a pesar del hecho de que, como explica Wilfrido Corral, Bolaño no "se pensó a sí
mismo como memorialista del exilio o de los males de la ausencia" (197). Así pues, el cuento "El Ojo Silva",
incluido también en Putas asesinas, se
abre con el intento del protagonista de escapar a la violencia, aun cuando, en
palabras del narrador, su generación (es decir, los que tenían unos veinte años
cuando falleció Salvador Allende) nunca logra escapar del todo a la verdadera
violencia. El segundo párrafo aclara que su experiencia es una sinécdoque de
las vicisitudes de su generación: "El caso del Ojo es paradigmático y
ejemplar" (215). En consonancia con la novela desmitificadora chilena en
el exilio, ya aparece una dura crítica del comportamiento de los exiliados
chilenos en el cuarto párrafo: "No era como la mayoría de los chilenos que
por entonces vivían en el DF: no se vanagloriaba de haber participado en una
resistencia más fantasmal que real, no frecuentaba los círculos de exiliados"
(215). Como en la novela del también chileno José Donoso El jardín de al lado[2]
(1981), en la que el protagonista exiliado exagera su experiencia carcelaria
para ganar capital simbólico como escritor chileno en España, en "El Ojo
Silva" se nos dice que la mayoría de los exiliados chilenos miente sobre
su participación en la resistencia contra la junta militar de Pinochet. La
crítica explícita continúa en las primeras páginas de la historia: nos
enteramos de que chismean sobre la homosexualidad de "El Ojo" Silva,
porque "alimentaba la vida más bien aburrida de los exiliados, gente de
izquierdas que pensaba, al menos de cintura para abajo, exactamente igual que
la gente de derechas que en aquel tiempo se enseñoreaba de Chile" (216). Y
no solo es la vida de los exiliados más aburrida que heroica, sino que también
los acusa de ser homófobos: El Ojo le confiesa al narrador que durante años, se
sintió obligado a esconder sus preferencias sexuales por miedo a sufrir el
prejuicio de los otros izquierdistas. La conversación entre El Ojo y el
narrador llega a un punto en que atacan vehementemente a la izquierda chilena y
el narrador extiende su crítica a los exiliados latinoamericanos: "yo
brindé por los luchadores chilenos
errantes, una fracción numerosa de los luchadores
latinoamericanos errantes, entelequia compuesta de huérfanos que, como su
nombre indica, erraban por el ancho mundo ofreciendo sus servicios al mejor
postor, que casi siempre, por lo demás, era el peor" (217). En realidad,
El Ojo, el único ejemplo positivo entre los exiliados chilenos, se usa como
punto de contraste para exponer la falta de integridad de los otros exiliados
chilenos.
Aunque el narrador se da cuenta de que
El Ojo nunca aprobaría las generalizaciones que está haciendo, no llega realmente
a rectificar su condena de las exageraciones, mentiras y corrupción moral de
los exiliados chilenos, una crítica que, dicho sea de paso, a veces parece un
tanto desconectada del resto del argumento. El Ojo acaba salvando a unos
jóvenes de la castración y la prostitución en India y, según la voz narrativa,
esto no debería sorprender al lector: "la violencia de la que no podemos
escapar. El destino de los latinoamericanos nacidos en la década de los
cincuenta" (225). Hacia el final del cuento, después de contarle al
narrador que los niños que salvó acabaron muriendo por una enfermedad en India,
El Ojo vuelve a su hotel y llora por estos niños, por otros niños castrados a
los que nunca conoció, por su propia juventud "por todos los jóvenes que
ya no eran jóvenes y por los jóvenes que murieron jóvenes, por los que lucharon
por Salvador Allende y por los que tuvieron miedo de luchar por Salvador
Allende" (228). El cuento, por tanto, acaba con la nostalgia y la
decepción por el fin del sueño utópico, y con el reconocimiento de lo
inescapable que es la violencia que sigue a los latinoamericanos nacidos en los
años cincuenta, sin importar adónde vayan. En definitiva, las aventuras de El
Ojo en India no son más que una desesperada continuación de la misma búsqueda
de justicia por la que su generación inconformista perdió su juventud. Un
sentimiento omnipresente de melancolía y fracaso ontológico parece abrumar a El
Ojo, el narrador y el propio autor implícito. No obstante, como Belano en la
novela Amuleto (1999), que rescata
valientemente a un joven poeta homosexual de su proxeneta, aquí El Ojo es lo
suficientemente intrépido como para pelear por otra causa. Es decir, que a pesar
de su profunda decepción, no ha tirado la toalla en su lucha por la justicia
social y, al menos por un tiempo, consigue ganar una batalla menor en India.
Como se puede observar, algunos de los personajes de Bolaño no se rinden, como
parece sugerir Jean Franco en su ensayo "Questions for Bolaño"; a
pesar de su aparente resignación, continúa luchando, aun si ahora se trata de
una lucha en batallas menores y locales. De hecho, Bolaño mismo se niega a
considerar su literatura pesimista: "[Mis textos] Son bastante optimistas, porque mis
personajes no se suicidan, aguantan. Al menos no todos se suicidan"
(Braithwaite 117).
Por el mismo camino, el cuento
"Días de 1978", incluido en Putas
asesinas, abre con la llegada del protagonista aparentemente
autobiográfico, B., a una fiesta organizada por los exiliados chilenos. Pronto
nos enteramos de que no le caen bien los exiliados chilenos en Barcelona, a
pesar de ser él mismo uno de ellos. Durante la fiesta, tiene una violenta discusión
con otro izquierdista chileno (un miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria; MIR),
quien, hacia el final de la historia, se suicida en Francia. El narrador
omnisciente describe, en el presente, la decepción de B. con la izquierda
chilena: "La violencia de U, sin embargo, lo lleva a sacar amargas
conclusiones, pues U ha militado y tal vez aún milita en uno de los partidos de
izquierda que B contemplaba, en aquella época, con más simpatía. La realidad,
una vez más, le ha demostrado que la demagogia, el dogmatismo y la ignorancia
no son patrimonio de ningún grupo concreto" (266). El suicidio de U sume
al protagonista en un sentimiento de culpa y tristeza. Al final, este contacto
con otros exiliados chilenos no hace sino aumentar su melancolía y decepción
con la izquierda chilena a la que perteneció unos años antes.
Pero la crítica de Bolaño va más
allá del mundo de los exiliados. Otros cuentos exponen cómo algunos
izquierdistas que se quedaron en Chile durante y después del golpe de estado
acabaron traicionando a su causa. Ese es el caso de dos soldados en "Detectives",
incluido en la colección Llamadas
telefónicas (1997), que sirven a la dictadura, aun cuando afirman haber sido
encarcelados tres días inmediatamente después del golpe por ser izquierdistas.
En dos pasajes diferentes, ambos muestran su sentimiento de culpabilidad,
recordando a Belano (de nuevo el alter ego de Bolaño) que, en el presente del
cuento, continúan siendo secretamente izquierdistas. A pesar de su
arrepentimiento por haber matado a tantos jóvenes valientes en 1973, los dos
soldados admiten sin reparos que violaron a prostitutas cada noche y que
habrían torturado a prisioneros si se lo hubieran ordenado. Uno de ellos incluso
se plantea asesinar a Arturo Belano, su antiguo compañero de clase. La historia
es, por supuesto, un recuento del breve encarcelamiento de Bolaño en Chile,
antes de que lo salvaran sus antiguos compañeros de clase que vigilaban a los
prisioneros en la cárcel. En la ficción, los eventos se recuerdan años después
por medio de un diálogo entre dos personajes que exponen, una vez más, las
fallas de la izquierda chilena, incluyendo a sus más jóvenes militantes (los
dos soldados tenían veinte años cuando ocurrió el golpe). De hecho, este cuento
presenta el caso más extremo: el de militantes que fueron encarcelados pero
luego traicionaron su causa original, hasta el punto de matar a sus antiguos
camaradas y violar diariamente a prostitutas encarceladas. La solemnidad de la
condena queda enfatizada por el hecho de que se trata de datos autobiográficos.
Bolaño vuelve a mencionar su encarcelamiento en la novela
La pista de hielo (1993), el último
capítulo de La literatura nazi en América, su cuento "Compañeros de
celda", también incluido en Llamadas
telefónicas, y "Carnet de Baile", de Putas asesinas. En este último cuento, el narrador en primera
persona explica que en agosto de 1973 volvió a Chile después de un largo viaje
por tierra y mar, con el objeto de participar en la construcción el socialismo.
Como en los otros textos, en vez de agregar matices épicos o heroicos a sus
acciones, el narrador confiesa que el día del golpe, se ofreció de voluntario
en una célula de un barrio pero acabó vigilando una calle totalmente vacía y
olvidando la contraseña que le habían dado; en sus propias palabras, "El
once de septiembre fue para mí, además de un espectáculo sangriento, un
espectáculo humorístico" (402). Después Bolaño mezcla, con un tono despreocupado,
recuerdos de su activismo político en Chile con los de lecturas recientes e
incluso con un comentario sobre los libros que tenía el trabajador comunista
que dirigía la célula del barrio. Un día, viajando en autobús de Los Ángeles,
capital de la provincia de Bío-Bío, a Concepción, lo arrestan y encarcelan bajo
sospecha de ser un terrorista extranjero. El narrador recuerda que aunque no
fue torturado, no le dieron comida ni manta, y sobrevivió solo gracias a la
caridad de otros presos. Esta vez, su crítica a los chilenos (muy parecida a la
de Poli Délano en Casi los ingleses de
América) llega después de explicar que lo salvaron dos antiguos compañeros
de la escuela secundaria y su amigo Fernando Fernández, "cuya sangre fría
era sin duda equiparable a la imagen ideal del inglés que los chilenos
desesperada y vanamente intentaron tener de sí mismos" (403). En contraste con las historias
anteriores, sin embargo, los exiliados chilenos que se retratan aquí no son
gente aburrida ni vividores, sino mujeres brutalmente torturadas que podrían
haber inspirado el interés de Bolaño en la tortura de mujeres en Ciudad Juárez,
ficcionalizada en 2666: "En
México me contaron la historia de una muchacha del MIR a la que torturaron
introduciéndole ratas vivas por la vagina. Esta muchacha pudo exiliarse y llegó
al DF. Vivía allí, pero cada día estaba más triste y un día murió de tanta
tristeza" (403). Según el narrador, este historia parece ubicua: le
ocurrió también a una chilena exiliada en Parías y a otra en Estocolmo, lo que
le hace preguntarse si quizás se trataría de la misma mujer en los tres casos.
Después, menciona las tribulaciones de tres hermanos argentinos que murieron en
tres revoluciones diferentes, tras traicionarse entre ellos. En consonancia con
la tendencia de Bolaño a la ironía y el sarcasmo, mezcla estas historias
terriblemente tristes con el recuerdo de apariciones de Hitler y Neruda en el
pasillo de su casa, solo para acabar cerrando la historia con la tristeza de
recordar a todos los jóvenes latinoamericanos que perdieron su vida por un
sueño utópico: "todos los que creyeron en el paraíso latinoamericano y
murieron en el infierno latinoamericano. Pienso en esas obras que acaso
permitan a la izquierda salir del foso de la vergüenza y la inoperancia"
(406). Las últimas palabras de la cita sugieren la decepción del protagonista
(y probablemente también de su autor) con la izquierda latinoamericana y deja
el mismo resabio de tristeza y melancolía que caracteriza otros textos. Quizás
todavía más trágico para Bolaño, el fracaso de la revolución lleva consigo la
inevitable caída de la vanguardia literaria. Como señala Ignacio Echevarría, "El
proyecto revolucionario, pues, era inseparable, para Bolaño, del proyecto
artístico. Y el fracaso de uno conlleva el del otro" ("Bolaño
internacional" 197). Paradójicamente, en otros textos, como el ensayo "Exilios",
Bolaño recuerda nostálgicamente la emoción de los cinco meses que pasó en Chile
inmediatamente después del golpe de estado. Se mezclan, por tanto, recuerdos de
sus aventuras y de la alegría de vivir con la terrible decepción por la
futilidad de la resistencia. Aun si el idealismo juvenil se ha esfumado, varios
de los personajes de Bolaño continúan siendo valientes e incorformistas,
luchando pequeñas batallas hasta el final.
Con respecto a sus novelas, en Los detectives salvajes (1998) la autocrítica se vuelve aún más
dura. Como si Bolaño estuviera tratando de poner en práctica las teorías que
propone Borges en el cuento "Pierre
Menard, autor del Quijote" sobre el valor de la reescritura de los mismos
párrafos en diferentes contextos y desde puntos de vista narrativos diferentes,
se nos dice de nuevo que Arturo Belano regresó a su patria "a hacer
la revolución" (195), después de un largo y peligroso viaje, pero acabó
vigilando absurdamente una calle vacía el 11 de septiembre de 1973. Si las
afirmaciones irónicas de Borges son ciertas, la reescritura literal de párrafos
sirve un propósito específico: los párrafos son prácticamente idénticos palabra
por palabra, pero diferentes; no son una copia o una transcripción mecánica.
Según el narrador del cuento de Borges "Pierre Menard, autor del
Quijote," el texto escrito por el simbolista francés en el título es
infinitamente más rico ambiguo que el de Cervantes: el nuevo contexto
contemporáneo y la perspectiva narrativa han enriquecido el texto con
connotaciones que estaban ausentes del texto original. Lo mismo ocurre, por
tanto, con los nuevos párrafos casi idénticos que Bolaño reescribe: más que
autoplagio, estas variaciones no jerárquicas de la misma historia deben ganar
en valor connotativo según la historia se expande rizomáticamente en su obra,
sin que se tenga que llegar a una conclusión. Es importante recordar que Bolaño
concebía su obra como una unidad coherente y que declaró, en varias entrevistas,
que todos sus libros están relacionados entre sí y que, por ello, la mejor
manera de entenderlos era leerlos todos: "concibo, de una manera muy
humilde, la totalidad de mi obra en prosa e incluso alguna parte de mi poesía
como un todo. Un todo no solo estilístico, sino también un todo argumental: los
personajes están dialogando continuamente entre ellos y están apareciendo y
desapareciendo" (Braithwaite 112).
Quizás, al igual que Menard reescribe la obra de Cervantes
y Cervantes reescribe paródicamente la tradición literaria española en su obra
maestra, Bolaño podría estar reescribiendo la literatura denunciatoria y
liberacionista chilena en el exilio, con la que, como es bien sabido, era
sumamente crítico: "De la literatura chilena en el exilio yo diría, en
primer término, que no es literatura, y en fegundo que tampoco es en el exilio.
En rigor, no hay una literatura chilena en el exilio, y la que hay a mí me
parece bastante mala" (Paz 60). En efecto, en su ensayo "Sobre la
literatura, el premio nacional de literatura y los raros consuelos del
oficio", Bolaño fue particularmente duro con Isabel Allende, Antonio
Skármeta y Volodia Teitelboim, quienes quedan más tarde contextualizados en un
marco poco alentador de la literatura chilena en general: "La literatura
chilena, tan prestigiosa en Chile, no tiene más de cinco nombres válidos, eso
hay que recordarlo como ejercicio crítico y autocrítico" (104). Desde la
perspectiva de este desdeño por la literatura testimonial y liberacionista en
el exilio, su propia experiencia como militante se acaba describiendo en Los detectives salvajes como el
tradicional rito de paso del machismo latinoamericano: "el viaje
iniciático de todos los pobres muchachos latinoamericanos, recorrer este
continente absurdo" (195).
Tras su regreso a México, Belano empezó a salir con
amigos más jóvenes como Ulises Lima y a mofarse de sus antiguos amigos, a la
vez que mantiene su ego de macho a salvo, una referencia al machismo que
desgraciadamente se pierde en la traducción que se publicó en inglés:
"Arturito había cumplido y su conciencia, su terrible de machito
latinoamericano, en teoría no tenía nada que reprocharse" (195; en inglés: "Arturito had
done his duty, and his conscience, the terrible conscience of a young Latin
American male, had nothing with which to reproach itself" [178]). Además,
siente que durante su breve encarcelamiento "se comportó como un
hombre" (196). Las acciones del protagonista, por tanto, se interpretan
como una especie de pose de macho, algo que se corrobora en una entrevista con
Daniel Swinburn, en la que Bolaño responde: "En el caso de mi generación,
bueno, nuestro valor fue tan grande como nuestra inocencia o estupidez. Digamos
que, en esa épica, lo que contaba era el
gesto. Mediante gestos uno construía su novela de aprendizaje, algo que
bien mirado es bastante tonto y que a la postre, si las cosas hubieran sido
diferentes, nos habría convertido en víctimas" (74; la cursiva es mía).
Aún más sorprendentemente, en otra entrevista, está vez con Ima Sanchís, su
participación en actividades revolucionarias se presenta como una simple
continuación de su naturaleza violenta. A la pregunta de si era un chico
destructivo, responde: "Sí, y me exhibía como malo, pero me da vergüenza
contarlo. No robe ni violé, pero fui un joven violento. A los 19 años decidí
que quería hacer la revolución" (80).
Para continuar con la naturaleza paródica de gran parte
de Los detectives salvajes, aunque su
nuevo amigo Ulises Lima afirma que son revolucionarios que fueron encarcelados,
se les describe con frecuencia a él y a Belano como narcotraficantes, más que
como exiliados o heroicos jóvenes que luchan por la libertad. En cualquier
caso, a lo largo del libro, los amigos de Belano recuerdan cómo contaba
"historias de amigos que habían muerto en las guerrillas de
Latinoamérica" (411). La futilidad de estas muertes sigue siendo un
sentimiento sobrecogedor, pero al mezclarlo con el machismo, el esnobismo y el
narcotráfico, el potencial testimonial o denunciatorio de estos párrafos queda
diluido. En otras palabras, Bolaño socaba su propia denuncia literaria e
incluso su traumática experiencia vital para mofarse indirectamente de los
valores de la izquierda chilena (y, por extensión, de la latinoamericana), así
como de la literatura chilena escrita en y sobre el exilio.
Igualmente, en el capítulo diecinueve el sarcasmo del
narrador al mencionar los comentarios hechos por un grupo de exiliados chilenos
que se reúnen en un café parisino a conmemorar el décimo aniversario del golpe
de estado 11 de septiembre acaba con la solemnidad del momento: "Estábamos
un grupo de chilenos masoquistas reunidos para recordar la infausta fecha. . .
De repente alguien, no sé quién, se puso a hablar del mal, del crimen que nos
había cubierto con su enorme ala negra. ¡Hágame el favor! ¡Su enorme ala negra!
¡Los chilenos está visto que no aprendemos nunca!" (396-97). Pero, de
repente, lo que parece una simple mofa de una mala elección de lenguaje lírico acaba
convirtiéndose en una conversación sobre el mal en general (un tema clave en la
obra de Bolaño), que puede proveer pistas para entender una de sus obras
maestras, 2666: "Belano, le
dije, el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen o
como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal, podemos luchar
contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como
dos boxeadores del mismo peso. Si es casual, por el contrario, estamos jodidos.
Que Dios, si existe, nos pille confesados. Y a eso se resume todo" (397).
En cualquier caso, la imagen de los exiliados e inmigrantes latinoamericanos en
España sigue siendo bastante negativa, como se observa en la descripción de las
colas que forman para hablar en teléfonos públicos estropeados: "En esas
colas se juntaba lo mejor y lo peor de Latinoamérica, los antiguos militantes y
los violadores, los ex presos políticos y los despiadados comerciantes de
bisutería" (412). Estos párrafos agudizan la desmitificación de la lucha
social izquierdista en Latinoamérica y de la experiencia del exilio que aparece
en la obra de Bolaño. Como si stuviera intentando asegurarse de que el lector
recibe su mensaje, y de nuevo usando los trucos narrativos de Pierre Menard, el
mismo rito de paso del viaje a Chile reaparece en su novela Amuleto (1999), en la que, coincidiendo
con la novela de Poli Délano En este
lugar sagrado, la protagonista y narradora en primera persona se esconde en
un cuarto de baño público de la universidad, mientras que tienen lugar importantes
cambios sociales fuera del edificio. Esta vez, es Auxilio Lacouture, la narradora uruguaya que se autobautiza como "madre de la poesía joven de México" (38), la
que nos informa sobre la experiencia de Arturo Belano en Chile y de su regreso
a México. Describe lo orgulloso que estaba de la victoria de Salvador Allende
en las elecciones presidenciales chilenas, su deseo de participar en el
revolución y su largo y peligroso viaje a Chile: "el viaje iniciático de
todos los pobres muchachos latinoamericanos, recorrer este continente absurdo
que entendemos mal o que de plano no entendemos" (63). Después, el viaje
se describe de nuevo de manera peyorativa en el contexto del machismo
latinoamericano: "Cuando Arturo regresó a México, en enero de 1974, ya era
otro. Allende había caído y él había cumplido con su deber, eso me lo contó su
hermana, Arturito había cumplido y su conciencia, su terrible conciencia de
machito latinoamericano, en teoría no tenía nada que reprocharse" (66).
Nos enteramos de que cuando regresó a México, Belano había cambiado tanto que
sus amigos ya no lo reconocían. Comienza a mofarse de ellos, a despreciarlos y
a juntarse con amigos más jóvenes con los que vende marihuana y otras drogas. Lacouture
también recuerda la participación de la familia de Belano en una manifestación
en la Ciudad de México contra el golpe de Pinochet, en un momento en que
todavía no sabían del paradero de Belano. Llega incluso a considerar la
posibilidad de que el joven haya encontrado su "destino latinoamericano":
"tal vez Arturito ya esté muerto, pensé, tal vez este valle solitario sea
la figuración del valle de la muerte, porque la muerte es el báculo de Latinoamérica
y Latinoamérica no puede caminar sin su báculo" (67-68).
Una vez que regresa a México, los
amigos de Belano esperan que describa el horror del golpe en Chile, pero se
mantiene callado y aparentemente indolente, mientras que su comportamiento se
sigue describiendo en términos de machismo latinoamericano: "para ellos
Arturito ahora estaba instalado en la categoría de aquellos que han visto la
muerte de cerca, en la subcategoría de los tipos duros, y eso, en la jerarquía
de los machitos desesperados de Latinoamérica, era un diploma, un jardín de
medallas indesdeñable" (71). La naturaleza autobiográfica de este pasaje
queda corroborada en una entrevista con Ima Sanchís en la que Bolaño reconoce
que al regresar a México adoptó una nueva actitud: "Me dediqué a escribir
con mi aura de veterano de guerra" (81). Por alguna razón desconocida, en Amuleto, Lacouture, quien sabe que
Belano pasó ocho días en la cárcel comportándose con valentía pero que no fue
torturado, decide exagerar algunas de sus hazañas en inventar otras, siempre
rodeándolo de un aura heroico: "orné su retorno con colores tomados de la
paleta de la poesía épica" (71). Aunque la mayoría de los amigos de Belano
no se creen del todo las historias de Lacouture, uno de ellos, Ernesto San
Epifanio, está convencido que su intrépido amigo chileno puede salvarlo de un
hombre que lo obliga a prostituirse. Contra todo pronóstico, Belano accede a
ayudarle e incluso consigue intimidar al proxeneta, con lo que salva no solo a
San Epifanio sino también a otro joven poeta homosexual, Juan de Dios Montes,
que estaba a punto de morir. De acuerdo con Lacouture, con ello Belano había
sido definitivamente promovido al rango de veterano de las guerras floridas
latinoamericanas. La novela acaba con la imagen de Lacouture escuchando la voz
de un ángel que conoce el paradero de la juventud del continente. La
autoproclamada madre de la poesía mexicana ahora suena como la melancólica
madre de toda una generación de jóvenes latinoamericanos ingenuos que habían
dado su vida con la esperanza de crear un mundo mejor. Las últimas líneas de la
novela explican el título de la novela: "Y aunque el canto que escuché
hablaba de la guerra, de las hazañas heroicas de una generación entera de
jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que por encima de todo hablaba
del valor y de los espejos, deseo y del placer.
Y ese canto es nuestro amuleto"
(154).
A pesar del sentimiento de decepción
general, entonces, el lector puede percibir la simpatía que tiene el lector
implícito por estos jóvenes latinoamericanos y por su cosmovisión. Bolaño, que
se consideraba a sí mismo un sobreviviente de esta lucha, expresó en varias
entrevistas su admiración por esta actitud. No obstante, el análisis que hace
Jean Franco de la perspectiva que tiene Bolaño de las luchas izquierdistas
latinoamericanas es más negativo: "Destitute of belief after the disasters
of the twentieth century, Bolaño's characters have little left to amuse
themselves besides occasional friendships and trivial pursuits including
literature. Survivors
of a great disaster, they are left chasing an always elusive real" (208). En efecto, en Amuleto Belano, el desengañado veterano de las guerras floridas latinoamericanas,
actúa con la mayor desconsideración por su propia vida, como si ya no tuviera
nada que perder, más que la literatura y sus fugaces amistades. Si bien la gran
narrativa del socialismo se ha desmoronado y ha dejado de ser la llave a un
mundo nuevo, la nueva Latinoamérica neoliberal tampoco resulta un lugar
acogedor para los personajes de Bolaño. Al parecer, todo lo que queda es el ennui de Baudelaire, como se expresa en
el epígrafe de 2666: "Un oasis
de horror en medio de un desierto de aburrimiento". Sin embargo, Belano,
como Mauricio "El Ojo" Silva, sigue teniendo el coraje para luchar
ganar una batalla menor, esta vez en la ciudad de México.
La anécdota que han contado varios
escritores latinoamericanos sobre cómo Bolaño contó el mismo chiste con
variaciones diferentes en un congreso en Sevilla podría ser una de las claves
para comprender cómo entendía la literatura: la misma historia puede ofrecer mensajes diferentes cuando se cuenta
varias veces con diferentes estilos, usando diferentes tipos de discurso y
diferentes contextos, y los lectores deben convertirse en detectives salvajes
en busca de significados. Como se ha observado, a lo largo de su obra Bolaño
homenajea melancólicamente una y otra vez a los esperanzados jóvenes
latinoamericanos que arriesgaron o perdieron sus vidas con la esperanza de
crear un mundo mejor. Este homenaje, no obstante, se mezcla con el
resentimiento por aquellos que, tanto en Chile como en el exilio, traicionaron
sus ideales.
Varios críticos han
notado lo recurrente que es la melancolía en la obra de Bolaño. Carlos Franz,
por ejemplo, se pregunta: "Casi todos los libros de B.
son ferozmente melancólicos (ferocidad y melancolía, a un tiempo). Tanto que
bordean peligrosamente el sentimentalismo—todo lo bordea peligrosamente, B.--,
y luego entran de lleno en él. Y luego 'se ahogan' en esa melancolía y luego
salen más bien fortalecidos, casi invulnerables. ¿Cómo diablos lo hacía
B.?" (103). Franz señala también que la melancolía de sus personajes se
mezcla con ira y resentimiento, lo que considera parte de la estética nihilista
del autor. De hecho, las descripciones autodenigrantes que hace Bolaño de su
alter ego Arturo Belano confirman su gran decepción con la izquierda
latinoamericana y con las guerras floridas que perdieron una y otra vez. De
alguna manera, invierte el famoso "Discurso de las armas y las
letras" de Cervantes, para quien el capital simbólico de hablar sido un
soldado que luchó por el imperio español era superior a ningún capital que
pudiera tener como escrito. Bolaño menciona este pasaje de Cervantes en el
"Discurso de Caracas" pero lo invierte: arriesgar su vida de joven
luchando por la construcción del socialismo en su patria se ve como una empresa
un tanto absurda; solo escribir sobre ello, es decir, las letras, su actividad
literaria, lo salvan, proporcionándole la "respetabilidad" que
necesitaba. Como se mencionó, independientemente de lo inútiles que puedan
haber sido estos esfuerzos, Bolaño nunca deja de admirar el valor de estos
jóvenes latinoamericanos. Esto es evidente en el ensayo "Acerca de 'Los
detectives salvajes'" donde afirma: "la novela intenta reflejar una
cierta derrota generacional y también la felicidad de una generación, felicidad
que en ocasiones fue el valor y los límites del valor" (327). El autor,
sin embargo, se cuida de no presentarse a sí mismo como la voz de los chilenos.
Por ello, como si Bolaño estuviera hablando sobre sí mismo, en Los sinsabores del verdadero policía leemos
que Amalfitano solo está suponiendo cosas sobre los chilenos porque llevaba
mucho tiempo sin asociarse con ellos. En cualquier caso, a juzgar por su
reputación como el escritor más influyente de su generación, Bolaño convirtió
este fracaso como militante en un gran éxito como hombre de letras. Y en este
esfuerzo final para ganar capital cultural como escritor, las técnicas
recomendadas por Pierre Menard fueron una útil herramienta de comunicación,
crítica y parodia. Bolaño retoca una y otra vez las mismas historias como si
estuviera poniendo en práctica estas teorías o bien los noventa y nueve
ejercicios de estilo de Raymond Queneau, con frecuencia homenajeando a los
latinoamericanos de su generación que perdieron su juventud en una lucha yerma
esperando conseguir el ideal de la liberación.
Bibliografía
Bolaño, Roberto. 2666. Barcelona: Anagrama, 2008. Print.
---. "About The Savage Detectives." Between
Parenthesis. Essays, Articles, and Speeches, 1998- 2003. Ed. Ignacio Echevarría. Trans. Natasha Wimmer. New York:
New Directions, 2011. 353-53. Print.
---. "Acerca de
'Los detectives salvajes.'" Entre
paréntesis. Ensayos, artículos y discursos (1998- 2003). Ed. Ignacio Echevarría. Barcelona: Anagrama, 2004.
326-27. Print.
---. Amuleto. Barcelona: Anagrama, 1999.
Print.
---. "Caracas Address." Between Parenthesis. Essays, Articles, and
Speeches, 1998-2003. Ed. Ignacio
Echevarría. Trans. Natasha Wimmer. New York: New Directions, 2011. 28-37. Print.
---. "Carnet de
Baile." Cuentos. Llamadas
telefónicas. Putas asesinas. El gaucho insufrible.
Barcelona: Anagrama, 2010. 398-406. Print.
---. "Cell Mates." The Return. Trans. Chris Andrews. New
York: New Directions, 2010. 57-68. Print.
---. "Chilean Literature." Between Parentheses. Essays, Articles, and
Speeches, 1998-2003. Ed. Ignacio
Echevarría. Trans. Natasha Wimmer. New York: New Directions, 2004. 124-26. Print.
---. "Compañeros de
celda." Cuentos. Llamadas
telefónicas. Putas asesinas. El gaucho insufrible.
Barcelona: Anagrama, 2010. 141-51. Print.
---. "The
Corridor with No Apparent Way Out." Between Parenthesis. Essays, Articles, and Speeches, 1998-2003. Ed. Ignacio Echevarría. Trans.
Natasha Wimmer. New York: New Directions,
2011. 75-83. Print.
---. "Dance Card." Last
Evenings on Earth. Trans.
Chris Andrews. New York: New Directions,
2006. 210-10. Print.
---. "Days
of 1978." Last Evenings on Earth.
Trans. Chris Andrews. New York: New Directions,
2006. 158-71. Print.
---. "Detectives." Cuentos. Llamadas telefónicas. Putas
asesinas. El gaucho insufrible. Barcelona: Anagrama, 2010. 118-37. Print.
---. "Detectives."
The Return. The Return. Trans. Chris Andrews. New
York: New Directions, 2010. 35-56. Print.
---. Los
detectives salvajes. New York: Vintage Español, 1998. Print.
---. "Días de 1978." Cuentos. Llamadas telefónicas. Putas
asesinas. El gaucho insufrible. Barcelona:
Anagrama, 2010. 265-78. Print.
---. "Discurso de
Caracas." Entre paréntesis. Ensayos,
artículos y discursos (1998-2003). Ed.
Ignacio Echevarría. Barcelona:
Anagrama, 2004. 31-39. Print.
---. Distant
Star. Trans. Chris Andrews. New York: New Directions, 2004. Print.
---. Estrella
distante. Barcelona: Anagrama, 1996. Print.
---. "Exiles." Between Parentheses. Essays, Articles, and Speeches, 1998-2003. Ed.
Ignacio Echevarría. Trans.
Natasha Wimmer. New York: New Directions, 2004. Print.
---. "Exilios."
Entre paréntesis. Ensayos, artículos y
discursos (1998-2003). Ed. Ignacio Echevarría.
Barcelona: Anagrama, 2004. 49-58. Print.
---. "Last evenings on Earth." Last Evenings on Earth. Trans. Chris
Andrews. New York: New Directions,
2006. 131-57.
Print.
---. "La literatura
chilena." Entre paréntesis. Ensayos,
artículos y discursos (1998-2003). Ed. Ignacio
Echevarría. Barcelona: Anagrama, 2004. 115-17. Print.
---. La literatura
nazi en América. Barcelona: Seix
Barral, 2005. Print.
---. "Mauricio
('The Eye') Silva." Last Evenings on
Earth. Trans. Chris Andrews. New York: New Directions, 2006. 106-20. Print.
---. "El misterio
transparente de José Donoso." Entre
paréntesis. Ensayos, artículos y discursos (1998-2003).
Ed. Ignacio Echevarría. Barcelona: Anagrama, 2004. 99-101. Print.
---. "El Ojo
Silva." Cuentos. Llamadas
telefónicas. Putas asesinas. El gaucho insufrible. Barcelona:
Anagrama, 2010. 215-28. Print.
---. "On Literature, the National
Literary Prize, and the Rare Consolations of the Writing Life."
Between Parentheses. Essays, Articles, and
Speeches, 1998-2003. Ed. Ignacio Echevarría.
Trans. Natasha Wimmer. New York: New Directions, 2004. 110-13. Print.
---. "Otro cuento
ruso." Cuentos. Llamadas telefónicas.
Putas asesinas. El gaucho insufrible. Barcelona:
Anagrama, 2010. 105-08. Print.
---. "El pasillo
sin salida aparente." Entre
paréntesis. Ensayos, artículos y discursos (1998-2003). Ed. Ignacio
Echevarría. Barcelona: Anagrama, 2004. 71-78. Print.
---. La pista de hielo. Barcelona: Seix
Barral, 2003. Print.
---. The
Romantic Dogs 1980-1998. Trans. Laura Healy. New York: New Directions,
2008. Print.
---. The
Savage Detectives. Trans. Natasha Wimmer. New York: Farrar, Straus and
Grioux, 2007. Print.
---. The
Secret of Evil. New York: New Directions, 2012. Print.
---. El secreto del mal. Barcelona: Anagrama,
2007. Print.
---. Los sinsabores del verdadero policía. Barcelona: Anagrama, 2011. Print.
---. The
Skating Ring. New York: New Directions, 2009. Print.
---. "Sergio González Rodríguez bajo el huracán." Entre paréntesis. Ensayos, artículos y discursos
(1998-2003). Ed. Ignacio Echevarría. Barcelona: Anagrama, 2004. 214-16. Print.
---. "Sergio González Rodríguez in the Eye of the
Storm." Between Parentheses. Essays, Articles, and
Speeches, 1998-2003). Ed.
Ignacio Echevarría. Trans. Natasha Wimmer. New York: New Directions, 2004. 231-32. Print.
---. "Sobre la
literatura, el premio nacional de literatura y los raros consuelos del
oficio." Entre paréntesis. Ensayos, artículos y discursos
(1998-2003). Ed. Ignacio Echevarría. Barcelona:
Anagrama, 2004. 102-05. Print.
---. "The Transparent Mystery of José
Donoso." Between Parentheses.
Essays, Articles, and Speeches,
1998-2003). Ed. Ignacio Echevarría. Trans. Natasha Wimmer. New York: New Directions, 2004. 107-09. Print.
---. Tres.
Trans. Laura Healy. New York: New Directions, 2011. Print.
---. "Últimos
atardeceres en la tierra." Cuentos.
Llamadas telefónicas. Putas asesinas. El gaucho insufrible. Barcelona: Anagrama, 2010. 239-64. Print.
---. Woes
of the True Policeman. New York: Farrar, Straus and Giroux, 2012. Print.
Borges, Jorge Luis. Ficciones. Madrid: Alianza Editorial,
1996. Print.
Braithwaite, Andrés, ed. Bolaño por sí mismo. Entrevistas escogidas. Santiago, Chile:
Universidad Diego Portales, 2008. Print.
Corral, Wilfrido H. Bolaño traducido: nueva literatura mundial.
Madrid: Escalera, 2011. Print.
Délano, Poli. Casi los ingleses de América. Chile:
Antártica, 1990. Print.
---. En este lugar sagrado. Chile: Galinost, 1986. Print.
Echevarría, Ignacio.
"Bolaño internacional: algunas reflexiones en torno al éxito internacional
de Roberto Bolaño." Estudios públicos 130 (Fall 2013):
175-202. Print.
---. "Bolaño. Penúltimos sinsabores de un novelista
convertido en leyenda." El cultural.
Libros. 21 Jan. 2011. Web.27 Jan. 2014.
Franco, Jean. "Questions for Bolaño." Journal of Latin American Cultural Studies:
Travesía 18. 2-3 (2009): 207-17.
Print.
Franz, Carlos.
"'Una tristeza insoportable.' Ocho hipótesis sobre la mela-cholé de
B." Bolaño salvaje. Ed. Edmundo Paz Soldán and Gustavo Faverón
Patriau.Barcelona: Candaya, 2008. Print.
López-Calvo, Ignacio. Written in Exile: Chilean Fiction from
1973-Present. London
and New York: Routledge, 2001. Print.
"Roberto Bolaño.
Cómo se forjó el mito." Capital
Online. Coffee Break.
Sanchís, Ima. "Si
hubiera otra vida y fuera posible elegir, escogería ser mujer." Bolaño por sí mismo. Entrevistas escogidas. Ed. Andrés Braithwaite.
Santiago, Chile: Universidad Diego
Portales, 2008. 79-81. Print.
Swinburn, Daniel. "La novela y el
cuento son dos hermanos siameses." Bolaño
por sí mismo. Entrevistas escogidas. Ed. Andrés Braithwaite. Santiago,
Chile: Universidad Diego Portales, 2008. 73-78.
Print.
*U.S. copyright law prohibits reproduction of the articles on this site "for any purpose other than private study, scholarship, or research" (see Title 17, US Code for details). If you would like to copy or reprint these articles for other purposes, please contact the publisher to secure permission.
Notas
[1] Este ensayo se publicó
anteriormente en Roberto Bolaño, A Less
Distant Star: Critical Essays. Ed. Ignacio López-Calvo. Nueva York: Palgrave
Macmillan Publishing, 2015.
[2] Bolaño
analiza El jardín de al lado en su
ensayo "El misterio transparente de José Donoso", incluido en su
colección Entre
parenthesis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario