lunes, 15 de diciembre de 2008

Nueva conciencia social desde las aulas hasta las canchas

Por Ignacio López-Calvo



¿Quién no recuerda la actitud de protesta de los atletas norteamericanos Tommie Smith y John Carlos con la cabeza gacha y el puño enguantado en alto cuando, durante los juegos olímpicos de 1968, protestaron silenciosamente el maltrato a la comunidad negra en Estados Unidos? En aquellos años sesenta, otros deportistas mostraron su valentía y se jugaron sus carreras e incluso la vida con sus airadas protestas: el boxeador Mohamed Alí fue a la cárcel por negarse a luchar en Vietnam y los pívots Kareem Abdul-Jabbar, Bill Russell, entre muchos otros, se unieron en una voz única de indignación contra las injusticias sociales dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Pues bien, ¿qué ha sido del atleta que aprovecha su visibilidad social para protestar contra las injusticias sociales? ¿Es que ahora no protestan? ¿Es que a la sociedad no le importa lo que pueda decir o no un deportista? En el caso de la NBA, que es con el que estoy yo más familiarizado, ha habido algunos casos de jugadores que han protestado abiertamente contra la política norteamericana en Irak y otros asuntos de corte político, como por ejemplo Ira Newble, Etan Thomas, Nick Van Exel, Adonal Foyle y el más famoso de todos ellos, el canadiense Steve Nash. El problema es que la prensa ha elegido, por lo general, ignorarlos olímpicamente (nunca mejor dicho). Peor aún, la NBA, según dicen, regañó a Nash por llevar una camiseta durante el partido de las estrellas que decía algo así como "tira a canasta no con un rifle”. Y más recientemente, aunque David Stern, el sumo pontífice de la NBA, lo niega, el pívot de los Washington Wizards, Etan Thomas, se ha quejado de que le mandaron una carta exigiéndole que dejara de protestar en manifestaciones y otros eventos contra la política de Bush. Pero ¿y los demás? ¿Qué pasa con Magic Johnson, Larry Bird, Michael Jordan, Kobe, Shaq, LeBron y compañía?

Hasta no hace mucho, aunque de vez en cuando se les criticaba por ello, no habían dicho ni pío, pero últimamente tanto LeBron James como Kobe Bryant han prometido protestar durante los juegos olímpicos contra la política china en Darfur y contra los abusos de este país contra los derechos humanos. Me parece bien, por supuesto, pero que se vayan preparando a contestar preguntas de las prensa china sobre los abusos contra los derechos humanos cometidos también por Estados Unidos en Guantánamo, la cárcel de Abu Ghraib en Irak y demás.



En cualquier caso, es una señal de que, por fin, las cosas están cambiando. El año pasado LeBron James se negó a firmar una carta de su compañero de los Cleveland Cavaliers, Ira Newble, en la que se protestaba contra la política de China en Darfur. Doce de sus compañeros la firmaron, pero no él. En aquel momento la excusa de James fue que tenía que informarse mejor antes (no cual no me parece una mala idea), pero todo el mundo especuló que se trataba más bien del contrato de 90 millones de dólares que tiene con Nike y los intereses de esta compañía en el gigante asiático. Ahora LeBron ha explicado públicamente que ya se considera informado y que protestará, preferentemente en conjunto con el equipo nacional de baloncesto. Según dice, la vida de la gente y los derechos humanos son más importantes que ningún contrato. Kobe Bryant, Steve Nash, Tracy McGrady, Luol Deng, Derek Fisher, Baron Davis, Grant Hill, Emeka Okafor y Andrew Bynum, entre muchos otros, se han sumando también al liderazgo deportivo que protesta contra el genocidio cometido por el gobierno sudanés en la región de Darfur. Y todo gracias a la campaña de Ira Newble, quien viajó personalmente (junto con Tracy McGrady, de los Houston Rockets) a los campos de refugiados de Chad, en la frontera con Darfur.

¡Aleluya! Más vale tarde que nunca… a ver si toman nota Michael Jordan, Charles Barkley (quien, en una muestra de abominable falta de inteligencia, le ha criticado a LeBron James aludiendo a los intereses económicos y de expansión de la NBA en China) y compañía. Pero, como digo, que se vaya informando de paso James para poder contestar bien a las preguntas que, sin duda, le van a hacer los periodistas chinos sobre su propio país.

Otro tanto está pasando con actores y actrices de Hollywood, los cantantes, los presentadores de televisión como Brad Pitt, Angelina Jolie, George Clooney, Sheryl Crow, Mia Farrow, Ellen DeGeneres y Don Cheadle, quienes cada vez se muestran más comprometidos con asuntos de carácter sociopolítico. De hecho, hace poco el director de cine Steven Spielberg abandonó su posición de director artístico de los juegos olímpicos en protesta contra la política china en Darfur, donde entre 200.000 y 450.000 personas de minorías étnicas que no son árabes ni musulmanes han sido asesinadas en los últimos cinco años por el gobierno de Sudán y otras 2,5 millones han tenido que huir a campos de refugiados. Si los gobiernos del mundo cierran sus ojos contra tanta atrocidad y crímenes de lesa humanidad, los ciudadanos tendremos que hacer algo.


Y esta nueva actitud no es más que un reflejo de los cambios sociales que se están dando en Estados Unidos. Recuerdo que lo primero que me sorprendió al venir a este país hace ya diecisiete años fue el total desinterés de mis nuevos alumnos por la política y, en general, por lo que pasaba en el mundo. Yo venía de la Universidad Complutense, donde habíamos perdido medio año de clases en el año escolar 1986-1987 en protestas contra las reformas educativas y contra la primera guerra del golfo, y me sorprendió que en el campus de la Universidad de Georgia donde yo estaba se evitara hablar de política y no se perdiera ni una sola clase por huelgas.



En la universidad norteamericana, por lo que yo vi en aquellos años, se había perdido el compromiso político que tan famoso había hecho en el mundo entero a los campus de Berkeley, Kent State, Luisiana State University, entre muchos otros. Ahora parece que la cosa va cambiando: uno se da cuenta de que, por fin, los alumnos empiezan a estar un poco más informados de lo que pasa más allá de sus fronteras o que, al menos, intentan informarse. Aunque, cada vez más, los periódicos de Estados Unidos están controlados por tres o cuatro corporaciones, existen los blogs de internet y muchas otras maneras de estar al tanto de lo que pasa. Ya no tienen excusa que valga.

Afortunadamente, empieza a existir una conciencia social con respecto al medio ambiente, la política exterior de Estados Unidos, los derechos humanos dentro y fuera de las fronteras, el problema de la inmigración, etc. Esta bienvenida actitud de las nuevas generaciones, que, sin duda, se debe a los infinitos errores de George Bush, empieza a hacerse notar a otros niveles y sectores de la vida norteamericana, incluyendo los deportistas y actores. En fin, como dije antes, más vale tarde que nunca. ¡Gracias, Bush, por despertar la conciencia social de la juventud norteamericana liderando el gobierno menos popular desde que se hacen sondeos!


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"Puede llamarme Barack" vs. los Bonesmen

Por Ignacio López-Calvo



Ya se sabe que de los políticos uno no puede fiarse nunca; la mitad de las cosas que hacen responden a su necesidad de ganarse puntitos con los grupos de presión o diversos grupos sociales. Bueno, pueden llamarme iluso, pero con Obama tengo una sensación diferente. Quizá sea por todos esos años en los que, en vez de forrarse de dinero con su flamante título de Harvard, se dedicó a ayudar a los jóvenes necesitados en los barrios de Chicago (por esto, según Michelle, se enamoró de él). ´

En estas fotos, tomadas en la víspera del Día de Acción de Gracias, vemos cómo los Obama decidieron llevar a sus hijas a repartir pollos entre los pobres a pesar de las gélidas temperaturas de Chicago. Querían que las niñas aprendieran el significado de la festividad y que se dieran cuenta de lo privilegiadas que son en contraste con el sufrimiento de la gente.

En algunas fotos vemos cómo una viejecita besa a una de las niñas y en otras, Barack (como le dijo a la gente que le podían llamar) reparte cálidos abrazos a diestra y siniestra.

Cuando el presidente electo vio el cartel que los niños de una escuela adyacente habían puesto en la ventana, decidió ir a saludarles en persona. Parece un cambio radical, en contraste con el elitismo de anteriores presidentes y candidatos a presidentes.

No olvidemos que tanto W como John Kerry fueron miembros de la poderosa sociedad secreta de la Universidad de Yale The Skull and the Bones en la que sólo se acepta a quince miembros al año. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que se cuece en La Tumba (como llaman al edificio en que se reúnen), pero a sus extrañas ceremonias y reliquias, se une el hecho de que, al parecer, prometen ayudarse mutuamente a entrar en posiciones de poder una vez que hayan salido de la universidad. De ahí que Jorgito Bush metieran nada menos que a cinco Bonesmen (como se llama a los miembros de este grupo exclusivista) en su grupo y que entre sus miembros se encuentren varios de los hombres más poderosos del siglo XX. La autora de un libro sobre esta sociedad menciona cómo vio una ceremonia noctura en la que una mujer fingía cortarle el cuello a un neófito tumbado en el suelo mientras los otros iniciados soltaban gritos espeluznantes. En fin, perfecto para los enamorados de las teorías conspirativas.

Volviendo a las fotos, ¿es mero populismo o son gestos sinceros los de Obama? Lo dicho, a lo mejor estoy siendo demasiado optimista, pero, a pesar de que el presidente electo también viene de otra universidad elitista de Ivy League, por fin huelo vientos de cambio.






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sábado, 6 de diciembre de 2008

Pueden estar en su derecho o no

Por Ignacio López-Calvo




Aunque los reyes de España no suelen hacer comentarios de este tipo, en un libro recién publicado, La Reina muy de cerca de Pilar Urbano, la reina Sofía, normalmente tan comedida, explica que no rechaza la unión entre homosexuales, pero sí que se les denomine "matrimonio": "Si estas personas quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho, o no, según las leyes de su país: pero que a eso no le llamen matrimonio, porque no lo es. (...) Puedo comprender, aceptar y respetar que haya personas con otra tendencia sexual, pero ¿que se sientan orgullosos por ser gays? ¿Que se suban a una carroza y salgan en manifestaciones? Si todos los que no somos gays saliéramos en manifestación... colapsaríamos el tráfico".


Sofía de Grecia hace otras declaraciones polémicas en el libro, como la siguiente en la que se refiere al aborto y la eutanasia: "En absoluto" (...) "La vida y la muerte no están en nuestras manos"; o ésta sobre la religión obligatoria en los colegios: "Los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida"; o esta otra sobre la violencia doméstica: "Ha ocurrido siempre. Ahora se informa más y con todo detalle. En cierto modo, se provoca un contagio, se dan ideas que otros imitan. Los que son propensos tienen un filón en esas noticias".

Como era de esperar, la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) pidió inmediatamente una rectificación a la Casa Real. Y, sí, días después, la casa real envió un comunicado asegurando que hay inexactitudes en este libro y que no reflejan las opiniones vertidas por la reina. Pilar Urbano, en cambio, insiste en que todo lo que se dice en el libro refleja las opiniones de la reina y asegura, además, que las galeradas fueron revisadas por la reina: "Se ha montado un pollo por culpa de los gays", se quejó la escritora tratando de defender a su admirada reina.


Bueno, sea como fuere, yo digo que la casa real española, aunque poco a poco, está avanzando y, si no, léase el siguiente parrafito: "Moguer que nos agravia de fablar en cosa que es muy sin guisa de cuidar è muy sin guisa de facer; pero porque mal pecado alguna vez aviene, que home codicia à otro por pecar con él contra natura: mandamos, que cualesquiera que sean, que tal pecado fagan, que luego que fuere sabido, que amos à dos sean castrados ante todo el pueblo, é después, à tercer dia, sean colgados por las piernas hasta que mueran, é nunca dende sean tullidos". (Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, 1221-1284)


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lunes, 1 de diciembre de 2008

Mr. W, ¿qué harán ahora los humoristas sin usted?

Por Ignacio López-Calvo


"Dear Mr. President", por Pink, con subtítulos en castellano




En una curiosa entrevista que concedió el otro día Mr. W, evitó reconocer directamente ningún tipo de responsabilidad en la caída del imperio americano. Cuando le preguntaron si había algo de lo que se arrepintiera, por ejemplo, respondió que lo único era el error que cometieron los servicios de inteligencia con lo de las armas de destrucción masiva en Irak. Con ello, no sólo le pasaba la culpabilidad a otros, como ha hecho durante todo su mandato, sino que además daba a entender que dichas armas fueron la verdadera razón para la invasión de este país.

Pero lo más curioso de la entrevista tuvo lugar cuando decidió demostrar que, en el fondo, tenía un corazoncito. A la pregunta del periodista sobre qué le gustaría hacer cuando deje de ser presidente en enero y a sus 61 añitos, Mr. W respondió: "¿No sería bonito que nosotros, los baby boomers, dedicáramos nuestra jubilación a tratar de curar la malaria y el sida?" Yo no salía de mi asombro, enternecido por tamaña muestra de humanidad, hasta que, claro, a los pocos minutos, lo acabó arreglando, como suele hacer: "Claro, mi respuesta no quiere decir que yo me vaya da dedicar a eso". Sin comentarios.

Debe de ser por eso por lo que se le quiere y respeta tanto por todo el mundo:



En la entrevista que concedió el presidente tras el intento de zapatazo, dijo sarcásticamente que no tenía ni idea de cuál era el problema del periodista que, a la vez que le lanzaba los zapatos, le recordaba el rastro de viudas y huérfanos que deja atrás y le llamaba "perro". Esperemos que no sea verdad eso de que no puede imaginarse por qué un iraquí habría de estar asqueado con su visita...
Mr. W, ¿qué harán ahora los humoristas sin usted? Le echaremos de menos.


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