Palabras clave: selección española de baloncesto, racismo, olimpiadas de Pekín
Por Ignacio López-Calvo
Publicado en El Adelantado de Segovia y El Quinto Cuarto
Lo venimos diciendo ya en varios artículos y es algo que no deja de sorprender. El último capítulo de la persistente falta de sensibilidad que hay en España hacia los gestos y comentarios racistas se ha cobrado una nueva víctima: esta vez no es otra que la imagen de nuestro país. Varios diarios de Inglaterra y Estados Unidos han puesto el grito en el cielo, y con razón, a raíz de una foto de la selección española de baloncesto en la que aparecen todos los jugadores y entrenadores “achinándose” los ojos con los dedos.
A las preguntas de los periodistas, jugadores de tanta clase como el extremeño José Manuel Calderón justifican dicho atentado al buen gusto explicando que lo hicieron con la mayor inocencia del mundo y que, de hecho, se lo pidió el patrocinador, una compañía de mensajería. A riesgo de repetirnos, hay que insistir en que no se trata de cómo lo ves tú sino de cómo lo van a interpretar los demás, en este caso no sólo un quinto de la población del planeta, los chinos, sino el mundo entero.
La foto resulta, sin lugar a dudas, ofensiva y me parece incomprensible que gente tan respetuosa y amable como los jugadores de la selección no se den cuenta todavía de la larga tradición de racismo e intolerancia que acarrea ese gesto. Una cosa es el sentido del humor y otra muy diferente es la absoluta falta de tacto. Y no creo que estemos pecando de lo que se ha venido llamando incorrectamente “lo políticamente correcto”; se trata simplemente de tener un poquito de sentido común.“
La gente lo ha interpretado erróneamente”, asegura Calderón, “era sólo un gesto cariñoso”. Los signos lingüísticos y el lenguaje corporal cambian de significado en cada contexto, José Manuel; eso no te lo tiene que explicar nadie. Cuando sabes que la foto será de acceso general, merece la pena pensar un poquito en cómo lo van a interpretar los que no estaban en esa sesión de fotos escuchando los comentarios de jugadores y fotógrafos.“
Quien quiera interpretar algo diferente, se confunde absolutamente,” insiste Calderón. No, mi admirado José Manuel: el que te confundes absolutamente eres tú. “Algunos de mis mejores amigos en Toronto son de origen chino”, insiste. Ese, curiosamente, es un argumento de lo más típicamente racista (y, que conste, no estoy diciendo que ni Calderón ni sus compañeros sean racistas; tan sólo un pelín ignorantes): “yo no soy racista porque tengo un amigo negro…” Para más INRI, el extremeño recuerda al lector en su artículo que la marca deportiva china Li Ning. Pero, ¿estoy leyendo bien?
Lo dicho, en la cancha, unos cracks, sin duda; pero en fuera de ella, hay que estar un poquito más “al loro”, que llueve sobre mojado. Y ahora lo más triste de todo: la prensa española sigue sin entender “los ataques” de la británica, The Guardian, y la norteamericana, The New York Times… pero, vamos ver, ¿quién ataca a quién? ¿quién está siendo irrespetuoso? Una vez más, estamos haciendo una excelente campaña para la candidatura olímpica de Madrid…
*U.S. copyright law prohibits reproduction of the articles on this site "for any purpose other than private study, scholarship, or research" (see Title 17, US Code for details). If you would like to copy or reprint these articles for other purposes, please contact the publisher to secure permission.
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Lo venimos diciendo ya en varios artículos y es algo que no deja de sorprender. El último capítulo de la persistente falta de sensibilidad que hay en España hacia los gestos y comentarios racistas se ha cobrado una nueva víctima: esta vez no es otra que la imagen de nuestro país. Varios diarios de Inglaterra y Estados Unidos han puesto el grito en el cielo, y con razón, a raíz de una foto de la selección española de baloncesto en la que aparecen todos los jugadores y entrenadores “achinándose” los ojos con los dedos.
A las preguntas de los periodistas, jugadores de tanta clase como el extremeño José Manuel Calderón justifican dicho atentado al buen gusto explicando que lo hicieron con la mayor inocencia del mundo y que, de hecho, se lo pidió el patrocinador, una compañía de mensajería. A riesgo de repetirnos, hay que insistir en que no se trata de cómo lo ves tú sino de cómo lo van a interpretar los demás, en este caso no sólo un quinto de la población del planeta, los chinos, sino el mundo entero.
La foto resulta, sin lugar a dudas, ofensiva y me parece incomprensible que gente tan respetuosa y amable como los jugadores de la selección no se den cuenta todavía de la larga tradición de racismo e intolerancia que acarrea ese gesto. Una cosa es el sentido del humor y otra muy diferente es la absoluta falta de tacto. Y no creo que estemos pecando de lo que se ha venido llamando incorrectamente “lo políticamente correcto”; se trata simplemente de tener un poquito de sentido común.“
La gente lo ha interpretado erróneamente”, asegura Calderón, “era sólo un gesto cariñoso”. Los signos lingüísticos y el lenguaje corporal cambian de significado en cada contexto, José Manuel; eso no te lo tiene que explicar nadie. Cuando sabes que la foto será de acceso general, merece la pena pensar un poquito en cómo lo van a interpretar los que no estaban en esa sesión de fotos escuchando los comentarios de jugadores y fotógrafos.“
Quien quiera interpretar algo diferente, se confunde absolutamente,” insiste Calderón. No, mi admirado José Manuel: el que te confundes absolutamente eres tú. “Algunos de mis mejores amigos en Toronto son de origen chino”, insiste. Ese, curiosamente, es un argumento de lo más típicamente racista (y, que conste, no estoy diciendo que ni Calderón ni sus compañeros sean racistas; tan sólo un pelín ignorantes): “yo no soy racista porque tengo un amigo negro…” Para más INRI, el extremeño recuerda al lector en su artículo que la marca deportiva china Li Ning. Pero, ¿estoy leyendo bien?
Lo dicho, en la cancha, unos cracks, sin duda; pero en fuera de ella, hay que estar un poquito más “al loro”, que llueve sobre mojado. Y ahora lo más triste de todo: la prensa española sigue sin entender “los ataques” de la británica, The Guardian, y la norteamericana, The New York Times… pero, vamos ver, ¿quién ataca a quién? ¿quién está siendo irrespetuoso? Una vez más, estamos haciendo una excelente campaña para la candidatura olímpica de Madrid…
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