Palabras clave: Los Monegros, Las Vegas, globalización, medio ambiente
Por Ignacio López-Calvo
Publicado en El Adelantado de Segovia
Los Monegros no tiene hoy por hoy por mucho que ver con Macao (China), pero lo tendrá muy pronto, si no se actúa con precaución. Acabo de volver de un viaje a China en el que hice una parada en Macao, animado por el deseo de experimentar ese punto histórico de unión entre los mundos occidental y oriental. Quizá engañado por el hecho de que fue elegido no hace mucho patrimonio artístico de la humanidad, me imaginé que habría de ver grandes monumentos del pasado imperio colonial portugués de la mano de la milenaria cultura china. En su lugar, lo que me encontré fue una clonación, mal hecha, de lo que ya había visto varias veces en Las Vegas: gigantescos casinos apestosos a tabaco y luces de neón por todas partes. Y sin embargo, hay diferencias: en Las Vegas lo único que se destruyó fueron los cactos llamados joshua trees, pero en Macao tuvieron la poca vergüenza de construir gigantes moles de las cadenas norteamericanas de casinos justo detrás de los pocos edificios coloniales que quedaban el puerto. Sobra decir que el hotel en el que me quedé, The Venetian, es idéntico, baldosa a baldosa, al de Las Vegas; sólo la gente que trabaja allí es diferente.
Nunca he estado en Los Monegros, pero si hay algo de valor, auguro que pronto dejará de tenerlo. Eso es lo que ha pasado con Macao, donde sólo los centenarios templitos budistas y un par de casitas portuguesas tienen ya algún interés. Y que conste que Las Vegas siempre me pareció un lugar fascinante, precisamente por lo kitsch y hortera; no en vano hay montones de libros que han interpretado la ciudad desde la perspectiva de la posmodernidad, la hiperrealidad, la pérdida de lo real, etc.
En resumidas cuentas, yo estoy completamente a favor del desarrollo económico de regiones deprimidas, pero, ¿de veras es eso lo que queremos en Aragón? ¿Una copia barata de una copia cara como Las Vegas? Si es eso lo que queremos, ruego que se haga con más respeto a lo que hay de lo que se hizo en la difunta Macao.
*U.S. copyright law prohibits reproduction of the articles on this site "for any purpose other than private study, scholarship, or research" (see Title 17, US Code for details). If you would like to copy or reprint these articles for other purposes, please contact the publisher to secure permission.
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Los Monegros no tiene hoy por hoy por mucho que ver con Macao (China), pero lo tendrá muy pronto, si no se actúa con precaución. Acabo de volver de un viaje a China en el que hice una parada en Macao, animado por el deseo de experimentar ese punto histórico de unión entre los mundos occidental y oriental. Quizá engañado por el hecho de que fue elegido no hace mucho patrimonio artístico de la humanidad, me imaginé que habría de ver grandes monumentos del pasado imperio colonial portugués de la mano de la milenaria cultura china. En su lugar, lo que me encontré fue una clonación, mal hecha, de lo que ya había visto varias veces en Las Vegas: gigantescos casinos apestosos a tabaco y luces de neón por todas partes. Y sin embargo, hay diferencias: en Las Vegas lo único que se destruyó fueron los cactos llamados joshua trees, pero en Macao tuvieron la poca vergüenza de construir gigantes moles de las cadenas norteamericanas de casinos justo detrás de los pocos edificios coloniales que quedaban el puerto. Sobra decir que el hotel en el que me quedé, The Venetian, es idéntico, baldosa a baldosa, al de Las Vegas; sólo la gente que trabaja allí es diferente.
Nunca he estado en Los Monegros, pero si hay algo de valor, auguro que pronto dejará de tenerlo. Eso es lo que ha pasado con Macao, donde sólo los centenarios templitos budistas y un par de casitas portuguesas tienen ya algún interés. Y que conste que Las Vegas siempre me pareció un lugar fascinante, precisamente por lo kitsch y hortera; no en vano hay montones de libros que han interpretado la ciudad desde la perspectiva de la posmodernidad, la hiperrealidad, la pérdida de lo real, etc.
En resumidas cuentas, yo estoy completamente a favor del desarrollo económico de regiones deprimidas, pero, ¿de veras es eso lo que queremos en Aragón? ¿Una copia barata de una copia cara como Las Vegas? Si es eso lo que queremos, ruego que se haga con más respeto a lo que hay de lo que se hizo en la difunta Macao.
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