Palabras clave: inmigrantes latinos, Estados Unidos, manifestaciones, racismo
Por Ignacio López-Calvo
Publicado por El Adelantado de Segovia
El nuevo movimiento social de apoyo al inmigrante latino, que el pasado1 de mayo sacó a las calles a miles de personas en las grandes metrópolis de Estados Unidos, ha provocado numerosas declaraciones contra los llamados “indocumentados” (“ilegales” son las acciones o los objetos; no las personas) que esconden, en numerosas ocasiones, un mal disimilado sentimiento antimexicano y antihispano. A modo de ejemplo, el verano pasado en algunas universidades de este país que prefiero no nombrar se han llegado a hacer “pseudo-performances” en los que estudiantes de grupos políticos conservadores se ponían la palabra “ilegal” en el pecho y otros, a su vez, se lanzaban a su simbólica búsqueda y captura. Aunque en debates posteriores a dicha broma de mal gusto, por ponerlo en términos livianos, los portavoces de estos grupos aseguraron que en absoluto se trataba de expresiones racistas ni xenófobas, y que lo que quieren es que se proteja tanto la frontera norte con Canadá con la del sur con México, no hace falta ser muy suspicaz para darse cuenta de dónde residen las animosidades. Sobra decir que estos alumnos no representan necesariamente grupos mayoritarios, pero es significativo también el hecho de que no recibieran ningún tipo de amonestación por parte de la administración de sus universidades.
En la misma línea, a raíz de las manifestaciones masivas del 1 de mayo, algunos políticos y personajes públicos se han sentido justificados a la hora de sacar a la luz sus verdaderos sentimientos con respecto a lo que consideran una “invasión de hispanos.” Estas últimas declaraciones no han hecho sino confirmar lo que ya se lleva expresando subrepticiamente desde hace años por medio de los humoristas, las películas de Hollywood y la televisión en general. Con muy contadas excepciones, prácticamente la única presencia recurrente de hispanos o latinos en la televisión de habla inglesa en Estados Unidos parece dedicada a sensacionalizar la violencia pandillera y la inmigración ilegal. A excepción del George López Show y Mind of Mencía, los hombres latinos sólo aparecen retratados como jardineros y las mujeres como criadas o personas que se aprovechan del sistema beneficencia estatal. Programas de televisión como el de Bill O’Reilly (quien no hace mucho se disculpó por usar el término “wetback” asegurando que no tenía ni idea de que era un insulto), Jay Leno (él mismo es hijo de inmigrantes italianos) en Burbank, California, o el de Kimmy Kimmel, en Hollywood, evidencian dicha obsesión por trivializar el sufrimiento de miles de latinos que arriesgan sus vidas en busca de un futuro más seguro y mejor para sus familias. Incluyendo a hispanos en su banda musical (en el caso de Jimmy Kimmel) o en otras partes del programa (el anunciador de Jay Leno), ridiculizan constantemente todo lo que sea mexicano para justificarse tras la máscara del humor sano y “políticamente incorrecto.” Parece a veces que solamente algunos anuncios comerciales logran ofrecer una cara distinta del hispano en este país, mostrando personas motivadas por grandes sueños y ambiciones.
A raíz de las recientes manifestaciones de hispanos por todo el país, este sustrato racista y xenófobo casi subliminal empieza a salir por fin a flote y sin tapujos. Como botón de muestra, sirva mencionar que en lugar de pronunciar la palabra México con acento español en sus discursos en inglés como solía hacer el presidente Bush, ahora no duda un segundo a la hora de rechazar abiertamente la traducción al castellano del himno nacional americano que llevaron a cabo unos cuantos cantantes hispanos. Sin duda, ahora que se ha despertado el gigante dormido, como decía una de las pancartas en una manifestación reciente, estamos entrado en una nueva etapa en lo que se refiere a las relaciones entre hispanos y anglos”.
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En la misma línea, a raíz de las manifestaciones masivas del 1 de mayo, algunos políticos y personajes públicos se han sentido justificados a la hora de sacar a la luz sus verdaderos sentimientos con respecto a lo que consideran una “invasión de hispanos.” Estas últimas declaraciones no han hecho sino confirmar lo que ya se lleva expresando subrepticiamente desde hace años por medio de los humoristas, las películas de Hollywood y la televisión en general. Con muy contadas excepciones, prácticamente la única presencia recurrente de hispanos o latinos en la televisión de habla inglesa en Estados Unidos parece dedicada a sensacionalizar la violencia pandillera y la inmigración ilegal. A excepción del George López Show y Mind of Mencía, los hombres latinos sólo aparecen retratados como jardineros y las mujeres como criadas o personas que se aprovechan del sistema beneficencia estatal. Programas de televisión como el de Bill O’Reilly (quien no hace mucho se disculpó por usar el término “wetback” asegurando que no tenía ni idea de que era un insulto), Jay Leno (él mismo es hijo de inmigrantes italianos) en Burbank, California, o el de Kimmy Kimmel, en Hollywood, evidencian dicha obsesión por trivializar el sufrimiento de miles de latinos que arriesgan sus vidas en busca de un futuro más seguro y mejor para sus familias. Incluyendo a hispanos en su banda musical (en el caso de Jimmy Kimmel) o en otras partes del programa (el anunciador de Jay Leno), ridiculizan constantemente todo lo que sea mexicano para justificarse tras la máscara del humor sano y “políticamente incorrecto.” Parece a veces que solamente algunos anuncios comerciales logran ofrecer una cara distinta del hispano en este país, mostrando personas motivadas por grandes sueños y ambiciones.
A raíz de las recientes manifestaciones de hispanos por todo el país, este sustrato racista y xenófobo casi subliminal empieza a salir por fin a flote y sin tapujos. Como botón de muestra, sirva mencionar que en lugar de pronunciar la palabra México con acento español en sus discursos en inglés como solía hacer el presidente Bush, ahora no duda un segundo a la hora de rechazar abiertamente la traducción al castellano del himno nacional americano que llevaron a cabo unos cuantos cantantes hispanos. Sin duda, ahora que se ha despertado el gigante dormido, como decía una de las pancartas en una manifestación reciente, estamos entrado en una nueva etapa en lo que se refiere a las relaciones entre hispanos y anglos”.
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